Cómo era Zvezda, el proyecto 'top secret', adelantado a su tiempo, que la Unión Soviética planeaba construir en la Luna
Se hicieron planes en plena carrera espacial que dejan al descubierto al hermético programa espacial de la URSS
Una ciudad subterránea 'made in Spain' en Marte
La carrera espacial que se desató en los sesenta tuvo un claro ganador para el amplio público. Y el programa espacial estadounidense ha ido dando a conocer numerosos detalles de sus misiones, que han dado la vuelta al mundo. Sin embargo, el programa lunar ruso ha resultado ser todo un enigma para Occidente. Y es aquí cuando nos llevamos una sorpresa mayúscula que deja al descubierto lo avanzada que estaba en sus planes para colonizar la Luna. Este proyecto hubiera la joya de la corona y un jaque mate en toda regla a la potencia capitalista.
La pregunta de qué hubiera pasado si la Unión Soviética hubiese llegado antes es inevitable a la luz de proyectos como este. En realidad series como 'For All Mankind' ya responden a cuáles habrían sido el transcurso de los acontecimientos. Pero más allá de ejercicios hipotéticos, lo cierto es que el momento más álgido de la Guerra Fría fue con el lanzamiento del Sputnik 1 ruso, en 1957, que supuso todo un mazazo para Estados Unidos. A lo que le siguió el paseo de Yuri Gagarin en 1961. Poniendo el marcador en un dos a cero, y dejando en evidencia a los Estados Unidos. Se ponía al rojo vivo la lucha de egos entre ambas potencias.

Sería por aquélla época cuando a la Unión Soviética se le ocurrió lo que planeaban el golpe maestro para conseguir liderazgo espacial y dejar KO al oponente. Y lo pretendía alcanzar mediante la instalación de una base permanente en la Luna. Este proyecto soviético realmente existió. Mantenido en secreto y sufragado por el erario público, la idea era ambiciosa y todo un desafío para la ingeniería de la época.

Un proyecto de nombre Zvezda que quedó al descubierto con el desmoronamiento del orden Soviético y que mostraría el alcance de la visión rusa. El velo de secretismo caía y permitía adentrarse en el hermético programa espacial soviético. Actualmente para los expertos es la clara demostración de que el desarrollo de una base lunar podría haberse logrado incluso hace sesenta años. Lo que resulta aún más interesante viendo que nuestro satélite vuelve a ocupar la primera línea de atención de numerosos países, India, China, Japón...Y el ingenio de entonces puede aplicarse a las realidad de ahora.
Zvezda
Este proyecto de base lunar 'made in URSS', de nombre Zvezda (en ruso 'estrella') se enmarcaba dentro del programa N1-L3. Venía a plantear el envío de cosmonautas a la Luna para misiones de largo plazo. Por eso también recibió el nombre técnico de DLB (Long-term Lunar Base), y se llevó a cabo entre 1962 y 1974. Si bien tenía principalmente fines científicos, el cosmonauta Alexei Leonov admitió que en la Luna se planearon plataformas de lanzamiento de misiles que podrían servir tanto para fines civiles como militares. Así como equipos de seguimiento que estarían fuera del alcance de las armas terrestres.

Esta base estaba pensada para albergar entre nueve y doce hombres, para 1975. Sergei Korolev, el que fuera jefe del programa espacial de la URSS, encargó al ingeniero y diseñador Vladimir Barmin el proyecto. La idea era situar nueve módulos esféricos o cilíndricos en la Luna. Hubiesen tenido un tamaño de 4,5 metros de longitud y que posteriormente se desplegarían gracias a un acordeón de metal, alcanzando los 8,6 metros. Con un espacio de habitabilidad de 22 metros cuadrados que incluso contaría con muebles inflables.

Cada módulo sería independiente, lo que facilitaba el montaje por etapas. Y cada uno estaba pensado para una tarea específica. Los espacios se organizaban en una cocina, una sala de control, un área de higiene y los dormitorios. En cuanto al agua habría sido extraída del suelo lunar.
En su estudio sobre los diseños de bases lunares, Sandra Haeuplik-Meusburger y Olga Bannova, explican que Zvezda se planeó para que los módulos tuvieran un plazo de vida útil de unos 5 años. Y la oficina de diseño de ingeniería general llegó a crear una maqueta del módulo a escala real para evaluar las decisiones de diseño. Se instaló en el Instituto de Problemas Biomédicos donde se realizaron varios experimentos de aislamiento.

Para la vida cotidiana de los huéspedes de esos módulos se planeó construir una planta solar, un invernadero para el cultivo de alimentos y una planta nuclear para cubrir las necesidades energéticas y alimenticias. Para su funcionamiento se extraería Helio-3, presente en abundancia en la Luna. Y para comprobar la viabilidad de todo esto los soviéticos construyeron también el ecosistema aislado, llamado BIOS-3, en el Departamento de Biofísica del Instituto de Física Kirensky, en la ciudad de Krasnoyarsk. En él se llevaron a cabo simulaciones durante seis meses con una tripulación de dos y tres personas.

Algunos de los módulos estarían enterrados bajo la superficie lunar para proteger a la colonia humana de la radiación solar y de los micrometeoritos que impactan en el satélite. Y para ello se contaría con un sistema de perforación que llevaría a cabo las obras subterráneas.
Se llegaron a idear varios diseños enterrados y se descartaron los módulos esféricos:


Además, los cosmonautas para recorrer grandes distancias sobre la superficie usarían un vehículo articulado con varios vagones. Movido por ruedas que usaría reactores nucleares móviles. Era una especie «tren lunar» con ruedas que no iba por raíles. Su diseño era similar al tren de trineo usado por los exploradores polares soviéticos en la Antártida.

También se planteó un rover lunar que se movería mediante la energía proporcionada por los paneles solares.

Y cada módulo dispondría de una ventana falsa, a modo de pantalla, que proyectaría escenas del campo terrestre que cambiarían con las estaciones. Estaba pensada principalmente para el bienestar y el mantenimiento de la salud mental de los cosmonautas.

Según los documentos desclasificados, esta base lunar era sólo la primera etapa del Proyecto Luna Humana Soviética. Para 1971, el diseño completo estaba prácticamente listo, pero nunca llegó a realizarse después del desmantelamiento del programa lunar soviético y el fracaso de la forma de lanzamiento. Aunque lo cierto es que la Unión Soviética nunca hubiese podido sufragar los costes prohibitivos de semejante idea. En 1997 se estimaron que hubiesen ascendido a unos 80 mil millones de dólares de la época.

Todos los sueños en clave rusa acabaron cuando el Apollo 11 se posó sobre la superficie lunar. Sin embargo, la ironía haría que treinta años después, Estados Unidos comprara un módulo Zvezda para lanzarlo al espacio. Y podemos ver en la Estación Espacial Internacional uno de ellos. Ahora el ingenio de Zvezda, y sus réplicas por otros creativos se pone a prueba de nuevo.
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Los renovados intentos de colonizar la Luna establecen una innovación sin límites. Sin embargo, está vez la carrera está más reñida. Está por ver si acabará como ocurrió ese 20 de julio de 1969 con el mensaje del ganador diciendo: «Houston, aquí la base de la Tranquilidad. El águila ha aterrizado«.
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