La élite empresarial del país señala la estabilidad institucional como la tarea más urgente para el próximo Gobierno
La sitúan ampliamente por delante de la reducción de la deuda pública, la simplificación regulatoria o la adecuación de la formación a las necesidades de mano de obra
La mayoría esperan un 2024 con un crecimiento frágil sin creación neta de empleo
Los grandes empresarios españoles vislumbran un parón en la creación de empleo y un crecimiento frágil

Estabilidad institucional. Por delante de la reducción del déficit y la deuda pública, que todas las instituciones internacionales señalan como la principal vulnerabilidad de la economía española; por delante de la necesidad de adecuar la formación a las necesidades de mano de obra de ... las empresas, cuya escasez afecta a cerca del 90% de los empresarios; o por delante de la simplificación regulatoria, en un país que cada año publica 1,3 millones de página de regulación, según el informe de actividad regulatoria que cada año publica CEOE.
Los alrededor de 600 empresarios reunidos por el Instituto de la Empresa Familiar en Bilbao, en el XXVI Congreso Anual de la institución, han señalado la estabilización institucional como la principal tarea que debería acometer el futuro gobierno, con independencia de cómo se configure, según la encuesta interactiva que año tras año pulsa las opiniones del colectivo sobre la actividad económica.
La preocupación de los empresarios por el asunto ya había sido avanzada minutos antes por el presidente de la institución, Andrés Sendagorta, que instó a recuperar «el sentido de la institucionalidad» en España y «hacer más fuertes todas las instituciones que nos representan y nos vertebran como sociedad».
A los empresarios les preocupa sobremanera la deriva de la política española y el desafío institucional que representan algunas de las cuestiones que se han puesto sobre la mesa en los últimos años. Consideran que se están debilitando los cimientos institucionales del marco constitucional y temen las consecuencias que ello puede tener.
Y lo temen más que la evolución de la economía. Lo han demostrado este lunes con sus respuestas a la encuesta interactiva. Más de la mitad creen que 2024 será un año de crecimiento frágil y de nula creación de empleo, pero su evaluación sobre la situación económica (5,03 sobre 9) es la más alta desde el año 2019 y su impresión sobre cómo va a evolucionar su negocio es razonablemente positiva: un 50% entiende que aumentará la cifra de ventas, un 36% que al menos mantendrá el nivel de facturación del ejercicio anterior y solo un 14% que su facturación caerá el año que viene.
El 37% prevé incrementar su plantilla, el 53% cree que se mantendrá y solo el 10% prevé recortes de personal, un porcentaje inferior al de las empresas que esperan empeorar su nivel de facturación en 2024.
La guerra por el talento
Uno de los principales problemas, y creciente, que observan los empresarios familiares es la cada vez mayor dificultad para atraer talento. Nueve de cada diez empresas reconocen muchas o bastante dificultades para encontrar los perfiles profesionales que necesitan, por lo que se vuelcan en tratar de retener el talento del que disponen.
Para lograrlo, la principal estrategia que están poniendo en marcha los empresarios familiares (el 60%) pasa por garantizar las condiciones de flexibilidad que les permitan conciliar su vida laboral y familiar; el 57% considera por el contrario que lo que más valoran los trabajadores son las condiciones económicas; mientras que el 29% opina que lo que valoran más los trabajadores son los valores y el propósito empresarial; el 23% el tamaño de la empresa; y el 12% la localización del negocio.
Por su parte, lo que los empresarios familiares dicen valorar más de sus trabajadores es la actitud (54%), por delante de competencias profesionales y personales como la empatía, el liderazgo o la creatividad; y también por delante de la cualificación técnica.
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