El negocio del sacrificio del pelo indio
El dios Venkateswara recibe como sacrificio el cabello de millones de devotos que esperan sus favores. Este pelo de origen espiritual acaba en las cabezas de los occidentales más pudientes
El negocio del sacrificio del pelo indio
Naaka se sienta ante el barbero y en un instante su larga melena desaparece para dejar a la vista una cabeza reluciente sin un solo cabello. «Te despojas del pelo como muestra de entrega a Dios. Es un sacrificio» , afirma la joven india de 25 años. El dios hindú Venkateswara recibe como sacrificio el cabello de millones de devotos que esperan sus favores divinos en el Templo de Tirumala, en el sureño estado indio de Andhra Pradesh. El milenario acto de fe supone una gran oportunidad comercial. Este pelo de origen espiritual adornará en Occidente las cabezas de los más pudientes en forma de costosas extensiones y pelucas. Una realidad que Naaka ni siquiera sospecha.
El precio varía según la calidad y la longitud
Situado en una de las siete colinas que rodean la ciudad de Tirupati, el Templo de Tirumala es uno de los lugares sagrados más visitados del mundo con 50.000 peregrinos al día. Cuatrocientos barberos rapan entre 5.000 y 10.000 devotos a diario en el ritual de la tonsura como muestra de agradecimiento o para pedir lluvias, hijos o un buen trabajo al dios Venkateswara, «el señor que destruye los pecados» y una de las reencarnaciones de Vishnu, que junto con Brahma y Shiva representa la trinidad del hinduismo.
Cada tres meses la Tirumala Tirupati Devasthanams (TTD), la fundación que gestiona el templo, sus 16.000 empleados y 27 instituciones educativas y sanitarias, subasta 60 toneladas del preciado pelo negro a empresas exportadoras de Bangalore y Chennai . El precio varía según la calidad y la longitud. Un kilo de más de 50 centímetros supera los 100 euros. El cabello de peor calidad cuesta unos pocos céntimos el kilo.
El templo obtiene unas ganancias anuales de 20 millones de euros por la venta de pelo . Las intermediarios venderán después el cabello a compañías de China, Europa y Estados Unidos. Una extensión de cabello natural indio puede costar entre 1.000 y 2.000 euros en los centros de belleza más exclusivos de Madrid, Londres o Nueva York.
Usado para extensiones y pelucas
El Vaticano hindú, como se considera a este templo del siglo XII y uno de los más ricos del mundo con 200 millones de presupuesto anual procedente de donaciones, es el mayor pero no el único en el negocio del cabello en la India. En el sur del país los medianos y grandes templos participan en una industria que generó el año pasado 150 millones de euros con un crecimiento del 40% anual, una tendencia que comenzó en el cambio de siglo ante las alergias de las pelucas sintéticas.
«El pelo indio es muy valorado por su calidad . Las mujeres en este país no se tiñen, ni se hacen la permanente», explica George Cherian, director de Raj Impex, una empresa del sector que factura siete millones de euros anuales. «Un 30% del pelo procede de los templos, el de mejor calidad. Se usa en extensiones y pelucas. Lo llamamos oro negro. El resto es pelo de los cepillos de casas o de barbería de la calle de baja calidad. Es útil para hacer brochas o telas».
Los peregrinos poco saben del destino final de su sacrificio. «Creo que lo usan para hacer medicinas», afirma Naaka. La agricultora india recorrió 200 kilómetros desde el pueblo de Changalpat con sus dos hijos para pedir por su educación. Poco se imagina Naaka que esa parte de sí misma que ofreció a dios podría acabar adornando la cabeza de Hale Berry o Angelina Jolie.
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